La TARJETA NBA más macabra de la historia

En FUIKAOMAR destacan las zapatillas de baloncesto, las camisetas NBA, los balones de basket y mucho buen producto, con el StreetWear y la Ropa también como seña de identidad además del basket. Una pasión que tenemos muchos aficionados y amantes del basket son las tarjetas NBA, las tarjetas coleccionables de la NBA.

Que quien os escribe ahora, en los años 90 cuando solo era un adolescente coleccionaba tarjetas NBA, las cards de la NBA, y con esa pasión he seguido durante muchos años más tarde e incluso he decorado el mostrador de la tienda con algunas tarjetas que todavía he ido conservando.

LA TARJETA MÁS MACABRA DE LA HISTORIA

El mundo de las cards es apasionante y en USA, para muchos, es como una religión y el coleccionismo alcanza niveles que rozan la locura pagándose verdaderas fortunas por tarjetas coleccionables con autógrafos, trozos de camiseta etc.

Pero si hay una historia que me ha impactado siempre es la de la tarjeta de 1990 de Mark Jason con los New York Knicks, una colección de Hopps 1990 que conservo en su álbum desde 1990 pero que carece de mucho valor coleccionable, pero si tiene un valor emocional y simbólico para mi por ser la primera que tuve y con la que me inicié en este mundillo pero lo que no sospechaba es que pasadas un par de décadas, uno de los cromos de esa colección iba a alcanzar un valor desorbitado (se llegaron a pagar hasta 2000$ por la tarjeta) y curiosamente no sería de una estrella de la NBA y cuyos mayores logros fueron ser Rookie del año en 1988 y All Star en 1989, curiosamente sus dos primeras temporadas en la NBA fueron las más notables de toda su carrera, pero a partir de ese momento su carrera fue cuesta abajo aunque continúa siendo el quinto jugador histórico con más asistencias en la liga, con más de 10000 pases completados.

El caso de los hermanos Menéndez

El caso de los hermanos Menéndez es uno de los más famosos en la historia criminal de Estados Unidos. Lyle y Erik Menéndez asesinaron a sus padres, José y Kitty Menéndez, en su casa de Beverly Hills en agosto de 1989.

El crimen fue impactante para la opinión pública debido a la aparente violencia y crueldad del acto, así como por el hecho de que los perpetradores eran sus propios hijos.

En los días posteriores al asesinato, Lyle y Erik aparecieron en la televisión, dando entrevistas y ofreciendo su ayuda para encontrar al asesino. Pero, a pesar de sus esfuerzos por aparentar inocencia, las autoridades pronto se dieron cuenta de que los hijos de los Menéndez podían ser los verdaderos responsables del crimen.

Las investigaciones iniciales no lograron identificar al autor o autores del crimen, y la prensa se hizo eco de la teoría de que se trataba de un ajuste de cuentas de la mafia. Sin embargo, pronto surgieron pruebas que apuntaban a Lyle y Erik como los responsables del asesinato de sus padres.

Los hermanos Menéndez tenían una vida acomodada y privilegiada en Beverly Hills, pero, según su defensa, habían sido víctimas de abuso sexual y físico por parte de su padre. Esta versión de los hechos, junto con otros testimonios de familiares y amigos que afirmaban haber presenciado episodios de violencia en el hogar, fue utilizada por la defensa en el juicio para justificar el crimen.

El juicio de los hermanos Menéndez fue uno de los más mediáticos de la década de 1990. El jurado que los juzgó no se mostró convencido por la defensa, y ambos fueron declarados culpables de asesinato en primer grado. Fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de obtener la condicional.

El caso de los Menéndez ha sido objeto de varias películas, documentales y libros, y sigue siendo un tema de debate y controversia. Algunos defienden la teoría de que los hermanos actuaron en defensa propia debido a los supuestos abusos de su padre, mientras que otros creen que el crimen fue premeditado y que los hijos simplemente querían hacerse con la fortuna de sus padres.

En cualquier caso, la aparición de los hermanos Menéndez en un cromo de la NBA junto a Mark Jackson ha reavivado el interés por uno de los casos más famosos de la historia criminal de Estados Unidos. El cromo, que en su momento era uno más, ha pasado a ser una pieza muy cotizada por coleccionistas y aficionados al baloncesto.

Han tenido que pasar tres décadas para que alguien se percatara de la presencia de los hermanos Menéndez en aquel partido en el Madison Square Garden. Fue el pasado agosto cuando Stephen Zerance, escritor de novela negra, trataba de encontrar instantáneas de Lyle y Erik Menéndez durante las semanas posteriores a su crimen. Para ello, se fijó en la lista de extravagancias que realizaron en aquel periodo, recogidas en los documentos judiciales.

“Sabíamos que después de recibir un pago del seguro por la muerte de sus padres hicieron una cantidad exuberante de gastos”, explica  Zerance a Slam. “Compraron clases de tenis, juegos de rol, ropa, negocios, restaurantes, coches...”. Y entre esas adquisiciones, había unas entradas los Knicks en el Madison Square Garden.

Uno de los hermanos Menéndez incluso ha confirmado que son ellos los que aparecen en la tarjeta y en unas declaraciones al diario británico The Daily Mail. Lyle, desde la prisión de San Diego donde cumple cadena perpetua, a sus 50 años, se mostraba sorprendido por el hecho de que se hiciera viral su caso 30 años después a causa de un cromo de la NBA. “Simplemente me veo en la audiencia con Erik, y es como, wow, en realidad, obviamente no lo capturaron en esa tarjeta a propósito, pero me sorprendió. Es asombroso que alguien lo haya visto”, sostiene Lyle.

“Sacamos entradas para ese partido, fuimos varias veces durante aquel periodo -entre el asesinato y el arresto”. “Es increíble que alguien lo haya visto”, comenta el condenado.

“Me encantaría tener ese cromo”, añade Lyle, quien asegura que le resultó “emotivo” ver la foto, ya que era fue de las últimas veces que él y Erik fueron fotografiados juntos antes de ser encarcelados. 

Después de aquello, y tras ser sentenciados a cadena perpetua, fueron separados en diferentes centros penitenciarios durante décadas. No fue hasta el año pasado, en primavera de 2018, cuando Erik Menéndez fue trasladado desde otra instalación a la misma unidad en la que se encuentra su hermano internado. No se habían visto en más de 20 años.